El exjugador de béisbol dominicano David Ortiz, tras el fallecimiento de su padre el jueves pasado, expresó su profundo amor y gratitud a su figura ejemplar.
Recuerda a Américo Ortiz como un hombre dedicado, responsable y cariñoso, cualidades que moldearon su desarrollo personal y el de toda su familia.
Ortiz enfatizó que su padre no solo fue un pilar de fortaleza para él, sino también para sus hermanas y los hijos de su madrastra, a quienes siempre trató como suyos.
Dijo: «Hizo un gran trabajo con nosotros, sus hijos… Desde niño, vi a mi padre convertirse en el ser humano que llegó a ser».
En su relato, relató que en las últimas horas de su padre, un médico le dijo que no había posibilidad de recuperación.
Al enterarse de esta noticia, decidió despedirse de él de forma personal y emotiva. Acercándose a su oído, le dijo: «Papá, ves a esta gente aquí… tú criaste a esta gente. Sé que eres un guerrero… Adelante, papá, te quiero».
David Ortiz enfatizó que, a lo largo de su carrera, siempre reconoció a su padre como su mayor apoyo emocional, su guía y su mejor amigo.
La influencia de Américo Ortiz fue evidente en sus decisiones, sus logros y su forma de afrontar los desafíos, tanto dentro como fuera del deporte.
El fallecimiento de Américo Ortiz desató una profunda tristeza, especialmente en el mundo deportivo y entre quienes conocieron de cerca la relación padre-hijo.
La historia de vida compartida por David resonó con sus colegas, aficionados y quienes consideran los lazos familiares como un motor de éxito.
Para Ortiz, el fallecimiento de su padre representa un momento de profunda reflexión sobre la importancia de la familia, la dedicación y el legado que las figuras paternas dejan a sus hijos.
Sus palabras reflejan no solo el dolor de la separación, sino también su gratitud por haber podido contar con su ejemplo y compañía.
Este episodio personal se suma a la larga lista de momentos en los que David Ortiz ha expresado públicamente su gratitud y respeto por Américo.
A partir de ahora, sus recuerdos y enseñanzas servirán de guía para las nuevas etapas de su vida, manteniendo vivo el recuerdo de quien fue, en sus propias palabras, un verdadero guerrero y un padre ejemplar.