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Pandillas en Haití

20 de septiembre de 2025

Las pandillas haitianas han intensificado sus operaciones en zonas rurales y urbanas fuera de Puerto Príncipe, consolidando su dominio en la región del Bajo Artibonito y expandiéndose hacia el centro del país y la frontera con República Dominicana.

Todo esto ocurre mientras persiste la incertidumbre sobre el futuro de la misión internacional liderada por Kenia.

En los últimos días, grupos armados han asesinado a más de 40 personas en Labodrie, incendiado una comisaría en Liancourt y lanzado bombas molotov contra un vehículo blindado en Kenscoff.

Este último incidente dejó un policía muerto y dos heridos, según la reportera del Miami Herald, Jacqueline Charles.

Estos violentos sucesos han provocado el desplazamiento forzado de miles de haitianos, que se suman a los más de 1,3 millones de personas que ya se han visto obligadas a huir de sus hogares debido a la violencia.

Este movimiento de población está agravando la crisis humanitaria que afecta a varias regiones del país caribeño.

La analista Vanda Felbab-Brown, del centro de estudios Brookings Institution, advirtió que los grupos armados «se han expandido a la región de Artibonite, la región central e incluso la frontera con República Dominicana», lo que aumenta los riesgos de seguridad entre las dos naciones que conviven en la isla.

El presidente dominicano, Luis Abinader, reiteró que la comunidad internacional «ha abandonado a Haití» y advirtió que, si se confirma la retirada de las tropas kenianas en octubre, la crisis podría agravarse aún más, aumentando la presión sobre la frontera bilateral.

En respuesta, Estados Unidos ha promovido la creación de una Fuerza de Supresión de Pandillas de 5.500 miembros en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Sin embargo, aún no se han determinado los países dispuestos a contribuir con tropas ni la financiación para la operación.

Las negociaciones enfrentan obstáculos, ya que China y Rusia muestran poco compromiso con las conversaciones, mientras que países como Panamá, El Salvador y Colombia han condicionado su cooperación a la obtención de apoyo financiero externo.

Mientras tanto, Tom Fletcher, jefe humanitario de la ONU, visitó un campamento en Puerto Príncipe que alberga a 5.000 personas desplazadas, el 39% de las cuales son niños.

Durante su visita, denunció la insuficiente respuesta de la comunidad internacional. «Haití no vive», declaró, y pidió medidas urgentes para evitar un mayor colapso del país.

Dada la expansión territorial de las pandillas hacia la zona fronteriza con la República Dominicana y la incertidumbre en torno a la misión internacional, el gobierno dominicano sigue de cerca la evolución de los acontecimientos.

El resultado de las negociaciones en el Consejo de Seguridad de la ONU será decisivo para la estabilidad en la frontera común.