La vida de tres hermanos dio un giro devastador la noche del 7 de abril, cuando perdieron a sus padres en el trágico derrumbe de la discoteca Jet Set. Desde entonces, sus días han estado llenos del silencio del duelo y noches de inquietud, mientras familiares cercanos se turnan para brindarles cuidado y compañía en medio de su dolor.
Hasta ahora, los niños no han recibido apoyo psicológico, y la tristeza se ha convertido en una sombra constante sobre sus cortas vidas.
Ana Julia, una de las hijas, aún recuerda las últimas horas que pasó con sus padres, Angélica Álvarez y Jonathan Natera, ambos de 47 años. Recuerda cómo se despidieron esa noche, emocionados por una salida inusual para ellos. «Rara vez salían… y cuando salían a divertirse, esto sucedía», dice con un suspiro.
La pareja había acudido al establecimiento para disfrutar de la actuación de la cantante de merengue Rubby Pérez, a quien conocían por su hija, quien los había invitado al evento. Fue una noche que parecía prometedora, pero terminó trágicamente. Angélica perdió la vida en el lugar del accidente; Jonathan, gravemente herido, fue trasladado al hospital, donde también falleció poco después.
«Eran como almas gemelas, siempre juntos, inseparables», dicen los familiares, que aún no comprenden cómo un momento de alegría se convirtió en una pérdida irreparable.
Hoy, los tres niños están marcados por la ausencia y el vacío, huérfanos por una tragedia que podría haberse evitado.
VÍDEO de tres niños confrontando el orfanato tras una tragedia en la alta sociedad:
Ver esta publicación en Instagram
Ver esta publicación en Instagram